martes, 29 de diciembre de 2009

Liberando

Liberando la mente, inspiro. Liberando la mente, espiro. (Decimosegundo paso de Anapanasati)


Fácil de decir. No tan fácil de hacer. Quizás no tan difícil.

Todo se emborrona y las opiniones dejan de estar claras. Mi mente parece una neblina donde nada se ve bien, y donde mi idea del mundo, la vida, el amor y lo demás hace tiempo que dejó de tener importancia. Y, extrañamente, se siente bien.

Claro está, esto no ocurre siempre. Por eso se llama impermanente. Creo.

martes, 22 de diciembre de 2009

Dolor y sufrimiento


Desde que empecé a practicar budismo, he hecho una distinción clara entre el dolor físico y el dolor o sufrimiento mental. El dolor físico es una algo inherente a la vida humana, y que siempre nos va a acompañar (hasta nuestra muerte, claro): todos enfermaremos, nos haremos viejos, nos dolerá el lumbago y acabaremos muertos.

El sufrimiento mental, sin embargo, no es inevitable. O eso dice el Buda (y yo me lo creo). Con mucho entrenamiento, uno puede acabar viendo las causas de ese sufrimiento y deshacerse de ellas, alcanzando el famoso "Nirvana".

Pero, a veces, esa distinción parace muy sutil. ¿Cuál es la diferencia entre el dolor corporal que sientes cuando tienes 40º de fiebre y el sentimiento de ser miserable que suele conllevar? ¿O entre el dolor de cabeza y las ganas de llorar y dejar de vivir que le acompaña a veces? Cuando enfermo, sufro mentalmente: me frustro, me siento impotente, me castigo, me quiero morir. Entonces, si la enfermedad es algo inevitable, ¿cómo podemos salir del sufrimiento asociado a ella?

He observado que, si miro atentamente cuando me duele algo, puedo llegar a distinguir claramente qué es dolor (o sensación) física, y qué es sufrimiento mental. Al distinguirlos, puedo tratar el sufrimiento como hago con el resto de emociones, y librarme de él, mientras el dolor físico persiste. Así, soy feliz a pesar de que mi cuerpo chilla de dolor. El problema de esto es que, cuando el dolor es muy fuerte, me resulta difícil concentrarme lo suficiente como para soltar el sufrimiento. Pero habrá que seguir entrenando.

En un retiro me contaron que Ajahn Maha Boowa (el de la foto), un monje tailandés que se considera que está "iluminado", se tiraba meditando durante horas y horas y horas, hasta que casi todo el cuerpo le dolía, y observaba lo qué pasaba, hasta que consiguió discernir claramente que una cosa era el cuerpo que recibía un estímulo, otra era la sensación que se generaba, y otra distinta la mente que experimentaba ese dolor. Parece un entrenamiento muy bruto, pero creo que es bastante aplicable a la vida diaria, cuando el dolor de la enfermedad nos abruma y no sabemos qué hacer.

No se me ocurre otra cosa que hacer.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Dudas


Cuando empecé a leer cosas de budismo, me encontré con muchas referencias a la duda, pero en unas ocasiones era una cualidad positiva y, en otras, la duda era algo negativo (uno de los cinco obstáculos en la meditación). ¿Cómo se explicaba esto?

La duda "negativa" es esa que te hace desconfiar en que la meditación te lleve a alguna parte, en que cuidar tus palabras y tus acciones te ayude a sufrir menos y que, en definitiva, la práctica sirva de algo. Es dudar del Dhamma, de la enseñanza, de tus capacidades, y te come por dentro, te agobia mientras meditas, y te pone trabas continuamente.

La otra duda, la "positiva", es el espíritu inquisitivo, crítico, científico si queréis, el que nos hace pensárnoslo dos veces antes de creernos una estadística, o lo que nos enseñan en clase. Es este espíritu el que nos hace querer comprobar las cosas por nosotros mismos, que se muestra receloso a creer sin pruebas y que no se aferra a ninguna opinión, porque duda hasta de sí mismo. Creo que, en parte, es el motor de la práctica, porque sin duda no hay avance...

Citando a Hipatia (en la foto), protagonista de Ágora, la última película de Alejandro Amenábar: "Tú no puedes dudar de lo que crees...pero yo debo hacerlo"

martes, 24 de noviembre de 2009

Sabiduría de Jedi

Estos días me he dado cuenta de que paso gran parte de mi tiempo pensando en lo que voy a hacer en el futuro (planificando) o bien en lo que ya hice y me avergüenza. Y eso no me lleva a ninguna parte.

Como decía el gran maestro Yoda: "Never his mind on where he was".

Así que a seguir currando.

PD: en mi cabeza, Yoda es como la versión de peli de Ajahn Chah. O al revés.

viernes, 20 de noviembre de 2009

El momento después

Uno de los momentos más chulos de la meditación es cuando acabas. Dejas de pensar en el tiempo, en lo que falta, en jhanas, en Nibbana, y te das cuenta de que llevas una hora sentado casi sin moverte, que el dolor de las rodillas no es para tanto, y que las manos se sienten raras cuando hace tiempo que no las mueves.

Abres los ojos y ves que ha anochecido mientras estabas meditando, y sonríes como si nada más importase en el mundo.

Luego te levantas y, tarde o temprano, vuelves a la vida normal, pero otra vez vuelves a sentarte y ahí está, de nuevo, el momento después.

Buena sentada.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Cuando las reglas se vuelven restricciones

Estos días se ha armado mucho revuelo en el mundillo Theravada por una "espúrea" ordenación de bhikkhunis (monjas). Podéis leer sobre ello aquí.

Cuando veo cosas como esta, me pregunto cuál es la razón de las reglas, y si tiene sentido seguirlas a rajatabla. En un grupo, tal y como lo veo, las reglas son una guía que sirven para mejorar la convivencia, y no voy a entrar a discutir aquí si es lícito saltarse esas reglas en casos especiales (como se supone que hizo Ajahn Brahm al ordenar a esas bhikkhunis), porque ya se ha dicho mucho sobre el tema y opiniones las encontráis en cualquier parte.

Lo que me interesa es preguntarme sobre las reglas en la práctica. Acabo de leer el ensayo de una amiga mía (que podéis leer aquí) en el que dice que "como practicantes de las enseñanzas del Buda, nuestra práctica no solo debe alimentarse por nuestra propia inspiración para alcanzar el Nibbana de una manera sencilla, o por lo que aprendemos leyendo Suttas, sino que también debe alimentarse por nuestro más profundo deseo de practicar según las reglas que el Buda dispuso".

No es la primera vez que he leído este argumento: el Dhamma no está para que cojas lo que quieras, sino que tienes que llevarte todo el paquete. ¿Es así? ¿Acaso nuestro camino debe limitarse a seguir las reglas que encontramos recogidas en el Canon Pali (que pueden asemejarse más o menos a lo propuesto por el Buda)? ¿Acaso el Buda siguió alguna regla en particular cuando abandonó su hogar en busca de la liberación del sufrimiento? ¿No recomienda el Buda tener un espíritu inquisitivo en todo momento, y comprobar todo lo que se nos enseña?

En mi humilde opinión, creo que estas reglas dispuestas por el Buda han de servirnos de referencias de lo que Gotama, ese hombre tan sabio, consideraba más útil. Referencias, no restricciones: soy yo quien tiene que probar qué funciona en mi camino, al igual que Gotama abandonó todas las reglas y convenciones cuando emprendió el suyo.

Además, las reglas de Gotama tienen un significado histórico y cultural, y hay que entenderlas en su contexto (hay un discurso en el que habla de los distintos tipos de esposas que casi es mejor obviar). Mi camino no está en la India de hace 2550 años, está aquí, ahora. Y Gotama murió hace demasiado como para poder aconsejarme ahora, así que eso me deja solo. Solo, pero no arrogante; solo, pero intrépido; solo, pero rodeado de amigos.

Gracias, Gotama, por tus consejos. Gracias por iluminar el camino. Leeré tus palabras (o lo que queda de ellas) mientras camino.

Deséame suerte.

martes, 27 de octubre de 2009

Sincronicidad

Mira qué cosas. Estaba dándole vueltas al teclado, para escribir algo que se me había ocurrido mientras me sentaba, antes, pero que se me había olvidado, y ha empezado esta canción:



I still haven't found what I was looking for...Y lo que me queda. Pero toca seguir, día y noche, de pie, sentado, tumbado y andando. Espirando e inspirando, amando y odiando, hay que seguir practicando. Ya descansaré cuando llegue. O ni eso.

La gracia es que me he acordado de lo que quería escribir: sobre cómo la mente se aquieta mientras sigues la respiración hasta dentro, y otra vez hasta fuera, y cómo eso impide que los pensamientos duren mucho y te distraigan...pero mejor dejo que los descubráis vosotros mismos. Recordad, ¡no seáis negligentes!

lunes, 12 de octubre de 2009

Don't be heedless

Desempolvando a Ajahn Chah, me siento. Día tras día, me siento, me esfuerzo, y durante gran parte del tiempo se me olvida seguir cultivando. Recuerdo las palabras de Gotama:

"Por allí hay raíces de árboles; por allá, moradas vacías. Practicad jhana, monjes. No seáis negligentes."

miércoles, 7 de octubre de 2009

Muerte, sueño y el cultivo

Acabo de ver en las noticias que un chico del ejército se ha matado con una mina en Afganistán cuando estaba a punto de volverse a España, y me ha hecho recordar lo frágil, lo improbable que es esta vida, y cómo todo lo que no sea vivirla es perder el tiempo.

Además, llevo dos días durmiendo menos de lo que debería (=menos de lo suficiente para no caerme dormido nada más levantarme) y en ambos mis sentadas mañaneras han sido "horribles": cero concentración, cero atención, solo incomodidad, pensamientos y mucho, mucho sueño. ¿Es eso "malo"? ¿"Debería" quedarme dormido en vez de levantarme a no hacer nada? Como ya dije en otro post, no hay "debería" o "no debería", solo se trata de tomar una decisión y asumir las consecuencias. Yo tomo la decisión de levantarme a meditar aunque no haya dormido suficiente para que la sentada sea lúcida, y asumo las consecuencias, esto es, que la sentada es un rollo.

No obstante, todo forma parte del cultivo, del camino, de buscar el tesoro. No porque la acción sea pequeña tiene menos significado. Pregúntate: "¿Por qué me levantaría a las 7 y media de la mañana para meditar mal?". Yo lo hago porque no se me ocurre nada mejor que hacer con mi vida mientras espero a que la enfermedad, la vejez y la muerte me lleguen.

Y tú, ¿qué haces mientras tanto?

martes, 29 de septiembre de 2009

Puñetazo en el estómago


Hace unos días dejé de leer el libro de Suzuki, sin acabarlo, porque su zen no me estaba llevando a ninguna parte. Empecé otro libro del Dalai Lama que también me había sacado de la biblioteca y lo cerré a las pocas páginas al darme cuenta de que no iba a ayudarme mucho en mi práctica.

Pensé: "Déjate de remolonear y vuelve al trabajo", y decidí volver a charlar con Gotama (o con sus palabras escritas, vamos). Eso fue ayer por la noche. Hoy, en clase de meditación, y antes de que lo que re-aprendí con Gotama ayer hubiese tenido tiempo de posarse, Jerome nos ha leído el Xin Xin Ming, un poema escrito (aunque la Wikipedia dice que fue más tarde) por el tercer patriarca Ch'an, Jianzhi Sengcan y se me ha revuelto todo el estómago:

Si deseas ver la verdad entonces no tengas opiniones a favor o en contra de nada.
Enfrentar lo que te gusta contra lo que te disgusta
es la enfermedad de la mente.

Y ya no hay nada más que decir.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Regalitos de Suzuki Roshi

Ayer me saqué de la biblioteca un libro de Shunryu Suzuki, "No siempre será así". Suzuki fue uno de los primeros maestros Zen en irse a EEUU a empezar la sucursal allí, y hay un par de libros de sus charlas. Como todo buen japonés, hablaba un inglés muy raro.

Leyendo el libro, me he encontrado con este pequeño regalito (el libro en general está muy bien, pero tened cuidado con el lenguaje en código zen, que despista), que me ha devuelto las ganas de sentarme (sí, estaba perezoso estos días) y que me gustaría compartir con vosotros:

Contar cada respiración significa respirar con toda nuestra mente y nuestro cuerpo. La vamos contando con el poder de todo el universo. Cuando contéis de veras vuestra respiración, sentiréis una profunda gratitud, mayor que si hubiérais llegado a la Luna. No estaréis tan interesados por algo sólo porque se considere un gran acontecimiento, ni dejaréis de estarlo por algo normalmente considerado de poca importancia.

Pero las nuevas experiencias os seguirán interesando como si fuérais un bebé. Un bebé adopta esta misma actitud básica de interesarse por todas las cosas. Si lo observáis, veréis que siempre está disfrutando de la vida. La mayoría de adultos estamos atrapados en nuestras ideas preconcebidas. No estamos totalmente libres del mundo objetivo porque no somos uno con él.


Me voy a meditar.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Sigue cavando

Te despiertas por la mañana y estás en el mismo sitio de siempre. Tienes el hoyo al lado, ese hoyo que llevas cavando día tras día desde hace ya mucho tiempo. ¿Qué hay debajo del hoyo? El tesoro, esperas. Solo tienes el "Mapa del tesoro de mister Gotama: la X marca el lugar" para decirte que está ahí debajo. Mucha gente ha pasado por aquí antes, y también han hecho sus mapas (también los llevas contigo). Otros cavan en otros sitios distintos.

¿Está el tesoro debajo? ¿Quién sabe? La única manera que tienes de saberlo es seguir cavando. A veces te encuentras monedas, sí. De oro, incluso. A veces piensas que son el tesoro y te olvidas de seguir cavando. Otras veces solo hacen que caves con más fuerza. A lo mejor son un signo de que vas por buen camino. A lo mejor es casualidad. Tú solo sigues cavando. Solo así vas a llegar.

Desde que cavas, tu vida tiene sentido. Aunque ya no te importe que lo tenga. Pero lo tiene. Además, te has dado cuenta de que eres más paciente, y de que ya no te enfadas cuando la gente te pregunta "¿Por qué cavas?". Te tomas tus descansos para invitar a los visitantes a un té, y ves unos bonitos atardeceres. Sí, la vida es bella, pero, ¿queda mucho?

Tú sigue cavando.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Respirando


Estoy cómodo en mi meditación sentada, respirando. Como las olas, subiendo y bajando, así sube y baja el aire por mi cuerpo. Inspiro, espiro. Inspiro, espiro. Qué agradable. Me distraigo. Vuelvo a prestar atención a la respiración. Inspiro, espiro. Mi hermano pone música. La escucho, y me olvido de la respiración. Vuelvo a ella, sin juzgar. Está todo bien. Inspiro, espiro. Inspiro, espiro. Mi hermano sigue con la música, yo sigo con la respiración. Pienso en escribir esta entrada. Me recreo en lo poético que voy a ser. Vuelvo a la respiración. Me río de mi inconstancia. Me impaciento por levantarme y escribir. Deseo mirar el reloj. Me fuerzo a no hacerlo. Inspiro, espiro. El culo se ha dormido y el tobillo izquierdo empieza a doler. Vuelvo a pensar en el blog, vuelvo a pensar en el reloj. ¿Cuánto faltará? Cuento los minutos que faltan, usando las canciones que he escuchado a mi hermano. Deben quedarme apenas 5 minutos. Pronto escribiré en el blog. Vuelvo a la respiración. Inspiro, espiro. Inspiro, espiro. Me desconcentro, parece que quedan más de 5 minutos. Vuelvo a pensar en el reloj, y ya van tres. El tobillo sigue doliendo. La espalda un poco también. Miro el reloj. Quedan 9 minutos. Le doy al botón. Click. El contador vuelve a 60. Me levanto, y recuerdo la respiración. Inspiro, espiro. Escribo.

Mucho por aprender todavía. Mucho por caminar, pero el camino es agradable. Dejo que las olas se me lleven...poco...a poco...

¡Esto no debería ser así!

A veces, cuando veo imágenes de los niños de África muriéndose de hambre, o de gente sufriendo la guerra, suelo acabar con pensamientos del tipo: "¡Esto no debería ser así! ¡El mundo es injusto!"

¿Lo es?

El mundo no "debería" ser de ninguna manera. Solamente es. "Debería" y "no debería", "justo" e "injusto", "mejor" o "peor" aparecen solo en nuestras mentes; nosotros juzgamos, el mundo solo es como es. Gotama, el del moño, decía que una de las causas del sufrimiento era el bhava tanha, la sed de ser: este se suele interpretar como la avidez de convertirnos en algo (algo que "deberíamos" ser), pero también se puede aplicar a lo que deseamos que sean las cosas.

No creo que esté mal (¿quién soy yo para decir qué está mal?) desear ayudar o cambiar las cosas, pero he encontrado que cuando el deseo alcanza una cierta intensidad (cuando se convierte en avidez), sufro. Así que me esfuerzo para dejar de decir cosas como "¡Esto no debería ser así!".

Mirad cómo sonríe Hotei (el del cuadro). Le llaman el Buda sonriente, pero no deberían hacerlo, porque vivió mucho tiempo después de que Gotama hubiese muerto. ¿Creéis que le importa?

martes, 1 de septiembre de 2009

Unos días con Ajahn Abhinando

Ya he escrito aquí un pequeño resumen del retiro de este fin de semana. Me da la sensación de que algo ha hecho "clic" en mi cabeza durante estos días, y que ahora lo veo todo más claro.

La enseñanza de Ajahn Abhinando viene muy en línea de lo que he estado trabajando con Hongzhi últimamente: experimentar la conciencia, esa "mente original" (según los maestros tailandeses), "donde todo es correcto y totalmente suficiente" (según el chinito), y hacer de ella algo presente la mayor parte del tiempo. En este retiro he podido avanzar en esta dirección.

Si pensáis, por ejemplo: "Yo soy Fulanito", ¿qué hay entre palabra y palabra? ¿Qué es ese espacio? Eso es la conciencia, "eso que sabe".

Todo empieza a encajar rápidamente ahora, mientras los siete factores de iluminación (atención, investigación, energía, alegría, calma, concentración y ecuanimidad) y el óctuple noble sendero se extienden ante mí como un libro abierto. Queda mucho por caminar, pero tengo más claro hacia dónde tengo que hacerlo. Creo.

Mañana me operan del oído derecho, así que a ver qué tal se me da. Mientras, Ajahn Chah y Hongzhi se vienen conmigo a la cama, a enseñarme eso que ellos descubrieron en idiomas distintos.

lunes, 31 de agosto de 2009

Saludos

Creo que es hora de un poco de presentación. Practico budismo desde finales de 2006, y ahora mismo es la fuerza principal que da sentido a esta existencia (la práctica, no el budismo), mientras poco a poco voy aprendiendo a disfrutar más de la vida.

Empecé este blog por un impulso, pero me gusta lo cuco que queda, así que he decidido que quiero escribir más por aquí. Como ya os comenté, suelo colaborar en la web Bosque Theravada (que está dedicada a la difusión de las enseñanzas de la tradición Theravada en español- más concretamente el Canon Pali y la tradición tailandesa del bosque; leed aquí para una descripción más bonita y precisa), así que, ¿por qué escribir en otro blog?

Bueno, últimamente he estado leyendo a Hongzhi, un maestro chino del siglo XII, y mis palabras acabarán por tener un regusto ch'an tarde o temprano (quizás no). Con este blog puedo escribir abiertamente sobre mi práctica, sin pensar en Theravada o Zen o Bolillos de Madera, y dejar lo estrictamente Theravada para el blog del Bosque. A ver qué tal va.

Gracias por leer, me voy a escuchar a Ajahn Chah.

PD: también intentaré que mis entradas aquí sean cortitas, y me enrollaré más en el otro blog.

domingo, 30 de agosto de 2009

Otra joyita más

Otro regalo de Abhinando antes de dormir:

"Eso que experimenta la tristeza no está triste, y por tanto puede ser nuestro refugio".


Con cariño, desde Tailandia






















Acabo de volver de mi retiro con Ajahn Abhinando. Tengo muchas cosas que contar, pero no son para ahora. Quizás mañana. Además, todavía tengo que presentarme (supongo). Solo os diré que me ha ido muy bien, y os dejo con algo que Abhinando nos regaló en el retiro y que espero que os guste tanto como a mí:

Cuando Ajahn Sumedho (un monje americano ordenado en Tailandia) fue a Inglaterra para montar los primeros monasterios de su tradición allí, tuvo muchísimas dificultades, y llegó a desesperarse bastante. Ajahn Chah, su maestro tailandés (el de la foto), se enteró de esto y le escribió una carta en la que decía lo siguiente:
Cuando no sabes cómo avanzar ni cómo retroceder, y no puedes quedarte donde estás, ahí mismo es donde está tu práctica. ¿Qué vas a hacer?

Eso, ¿qué vas a hacer?

miércoles, 26 de agosto de 2009

Retiro

Mañana me voy de retiro. Estaré fuera hasta el domingo.

Ahora me voy a domir. Bueno, en un rato. ¡Nos vemos!

El Buda también te amaba

Acabo de descubrir el blogger en mi cuenta de Google y me he dicho "¿por qué no?", y he abierto este blog. Creo que no escribiré mucho de momento, ya suelo hacerlo aquí.

Gotama (también conocido como el Buda), ese del moño de ahí abajo, era un tío majete, que comía poco y no bebía alcohol. Un chico sanote, que dicen. También estaba iluminado. O algo así. Los cristianos (sobre todo los evangélicos, que son muy expansivos en esto), suelen decir que Cristo nos ama...bueno, pues Gotama también...lo que pasa es que está muerto y ya no puede seguir amándonos. Una pena que los iluminados no resuciten. No obstante, sus palabras (o algo parecido a ellas) todavía "dan mucha guerra", como me decía un amigo el otro día, y podéis encontrar muchas de ellas aquí (o aquí si prefieres en español).

Ya os contaré más de mí si sigo escribiendo por aquí. Mientras tanto, soy Pablo, y es un placer conoceros. Gotama dice "Hola".