miércoles, 19 de enero de 2011

Un kata, un sutta

Según cuenta la leyenda, en los comienzos del karate (a principios de siglo XX), los alumnos estudiaban solamente un kata durante tres, cinco años, incluso toda su vida. Esto no significa que no supiesen los movimientos de otros katas, pero el centro de su práctica era su kata: lo escudriñaban, experimentaban con él, le sacaban los secretos, y aprendían a moverse, a defenderse, a atacar, a equilibrar la mente y el cuerpo. Su karate se desarrollaba a partir de ese kata.

En Goju Ryu apenas trabajamos unos 12 katas, que no son nada en comparación con los de otras escuelas. A mí 12 ya me parecen bastantes para sacarles el jugo, y no entiendo cómo nadie podría trabajar con más. Muchas veces me da la sensación de que las cosas que me enseña un kata están incluidas en todos.

Se dice también que Gotama daba sus discursos a gente que no le había escuchado nunca, adecuando el contenido a su comprensión y explicando la enseñanza de una manera u otra en función del oyente. Estas personas tenían que quedarse con la instrucción del Buda y, con ella, trabajar hasta la liberación del sufrimiento. Ellos no tenían Wisdom Publications, ni Access to Insight, ni Bosque Theravada, ni Pali Text Society. Nada. Solo una charla que Gotama les dio un día que pasó por su pueblo.

Se me ocurre que quizás sacaríamos más provecho de los suttas, como del karate, si en vez de intentar abarcar todas las enseñanzas, y leernos el Majjhima Nikaya, y el Digha Nikaya, y el Sanmyutta Nikaya, y el Anguttara Nikaya, y el Dhammapada también, y aprendernos los pasos de la Originación Dependiente, el Óctuple Noble Sendero, las Cinco Facultades, los Siete Factores de Iluminación, etc., nos quedásemos simplemente con uno (o dos) suttas con los que conectemos, y que entendamos que encierran la esencia de la enseñanza y que dan por sí mismos un camino para liberarse del sufrimiento. Se me ocurren el Dhammacakkappavatana, el Maggavibhanga, el Satipatthana, el Anapanasati, el Sabbasava o el Mulapariyaya, pero seguro que cada uno tiene sus favoritos. Una vez escogido, con el sutta como único guía, nos dirigiremos a las raíces de los árboles, a las moradas vacías, a practicar jhana, sin ser negligentes ni caer en el arrepentimiento, hasta que comprendamos con todas las fibras de nuestro cuerpo la esencia de la enseñanza.




lunes, 3 de enero de 2011

Las montañas son montañas

Cuando empecé a meditar y a leer sobre budismo, tenía una cosa bien clara: la causa del sufrimiento es el apego. Bueno, en realidad es tanha, el ansia, la sed, el hambre, pero el apego es solo la consecuencia natural. El fin de tanha es el fin de dukkha. Fácil: todo lo que hay que hacer es soltar tanha.

Y así, mientras leía y meditaba, aparecieron los jhanas, samatha vs vipassana, zen, theravada, paticca samuppada, etc. Los pasos de Anapanasati, los siete factores de iluminación, los cuatro marcos de referencia...Y ya no sé qué hacer.

Ayer, después de unas sentadas muy buenas en los últimos días, decidí meditar caminando (eran las 3 de la mañana y no iba a aguantar despierto si me sentaba). Y descubrí que todo lo que había leído tenía una razón de ser. Todas las enseñanzas de Gotama van dirigidas a un único punto. Aprender a soltar tanha. El fin de tanha es el fin de dukkha. ¿A qué estás esperando?