viernes, 22 de junio de 2012

Diferencias entre zen y vipassana

Una de las preguntas típicas cuando estás en el "mundillo" budista/espiritual/como sea es cuál es la diferencia entre la meditación zen y la meditación vipassana. Y yo, la verdad, es que no se la veo.

En el zen te dicen que esa meditación te lleva a cortar a través del velo de la ilusión y descubrir la realidad última o algo así. En los libros de vipassana afirman que aprendes a ver las cosas tal cual son (y suele ir así, en cursiva, para que te quede claro). Es decir, ambos tipos de meditación están diseñados para que sueltes tus ideas sobre lo que son las cosas y empieces a observar por tí mismo qué está pasando a cada momento. Nada de ideas. Todo experiencia.

Luego, el zen te dice que a medida que profundizas, te das cuenta de que todo está vacío de esencia, que todos los seres son interdependientes, que no hay "yo". Los vipassanitas te dicen que las cosas son impermanentes, insatisfactorias y sin esencia. Y que tampoco hay "yo".

Pero vamos a ver. ¿No habíamos quedado en que se trataba de experimentar las cosas por uno mismo y dejarse de ideas? Entonces, ¿por qué me machacas con todos esos conceptos? 

La experiencia es solo eso, experiencia. Los conceptos son pegatinas que les ponemos para entender y transmitir lo que ha ocurrido en esa experiencia. Y son necesarios, claro. Es lógico que en un sistema de enseñanza existan conceptos para guiar al practicante en su odisea. Pero aferrarse al concepto lleva al dogma. Y si uno no ve que su experiencia es vacía, o que no es insatisfactoria, entonces es que está practicando mal, es que no lo está haciendo bien. Y ahí está el problema. Buscar los conceptos parece ser típico nuestro; nos cuesta no hacerlo. Pero no debemos olvidar que el zen y el vipassana (sí, los dos) pretenden que te deshagas de los conceptos y te enfrentes a la experiencia desnuda, tal y como se te presenta.

Así que no os volváis locos si un zennie o un vipassanita os llena la cabeza de conceptos que no os son familiares ni comprensibles. Simplemente meditad. Usad vuestra respiración como ancla, y aprovechad eso para mirar sin prejuicios, sin expectativas. 

¿Qué es lo que ves?

miércoles, 13 de junio de 2012

El ataque de los ermitaños chinos

La canción de la ermita de techo de hierba
Shitou Xiqian (700-790)

He construido una cabaña de hierba donde no hay nada de valor.
Después de comer, me relajo y disfruto de la siesta.
Cuando se completó, aparecieron hierbajos vigorosos.
Ahora ha sido habitada, cubierta por los hierbajos.


La persona de la cabaña vive aquí en calma,
sin ceñirse al interior, exterior o a lo que hay entre medias.
Los lugares que la gente mundana habita, él no los habita.
Los mundos que la gente mundana ama, él no los ama.


Aunque la cabaña es pequeña, incluye el mundo entero.
En un metro cuadrado, un anciano ilumina las formas y su naturaleza.
Un bodhisattva del Gran Vehículo confía sin duda.
La persona normal o vulgar no puede evitar preguntarse:
¿Perecerá esta cabaña o no?


Perecedera o no, el maestro original está presente,
sin permanecer en el sur o en el norte, en el este o el oeste.
Basado con firmeza en la estabilidad, no puede ser superado.
Una ventana brillante bajo los verdes pinos...
Ni palacios de jade ni torres de bermellón pueden compararse con eso.


Simplemente sentado con la cabeza cubierta, todas las cosas descansan.
Así, este monje de montaña no entiende nada de nada.
Viviendo aquí, ya no trabaja para liberarse.
¿Quién organizaría asientos con orgullo, intentando atraer invitados?


Gira la luz para que brille en el interior, y luego simplemente vuelve.
No se puede encarar ni apartarse de la fuente vasta e inconcebible.
Conoce a los maestros ancestrales, familiarízate con su instrucción,
ata hierba para construir una cabaña, y no te rindas.


Deja ir cientos de años y relájate por completo.
Abre las manos y camina, inocente.
Miles de palabras, miríadas de interpretaciones,
solo sirven para liberarte de tus obstrucciones. 
Si quieres conocer al inmortal de la cabaña, 
no te separes de esta bolsa de piel, aquí y ahora.

lunes, 11 de junio de 2012

Menos mierdas y más meditar

No hay nada como una buena sentada para quitarte las gilipolleces de la cabeza.

"Practicad jhana, monjes. No seáis negligentes. No caigáis más tarde en el arrepentimiento."